jueves, 19 de agosto de 2010

Tiramos la segunda parte y nos puede salir caro

Pues no pudo ser.

La primera batalla para conseguir acceso a la fase de grupos de Champions se saldó con derrota para los nuestros por un gol a cero.

Un partido que comenzó con asedio del mejor equipo del mundo -cabezazo al palo de Luis Fabiano en el 4'- y que continuó durante todo el primer tiempo. Nos plantamos con un esquema calcado al del año pasado pero, es cierto, jugamos de forma más alegre.

La misión de no dejar jugar al Sporting estaba clara y, además, se estaba cumpliendo a la perfección. Teníamos una posesión brutal pero este dominio no se trasladaba al marcador.

Desde mi punto de vista, el 0-0 era injusto pero así es el fútbol. Tan así que a punto estuvo de marcar el Sporting en un mano a mano de Matheus y Palop antes del descanso.

Y llegó el descanso y ahí desapareció nuestro equipo.

El centro del campo se borró. Renato decidió desaparecer porque el equipo era el mismo. Tengo que reconocer que el brasileño es un mago del balón pero sigo viendo que en la posición del centro del campo se queda en un 30% de lo que es. Y ayer, especialmente, me desesperó su inactividad y su indolencia en muchas fases del partido.

Pero no voy a cebarme con Renato. Creo que fue más error de quien no vio esta carencia e hizo el cambio en el medio centro en el minuto ¡ochenta y dos!, cuando llevábamos perdiendo desde el 61' con gol de Matheus en claro fuera de juego.

Y ahí quería llegar. Es pronto para ser excesivamente críticos con Álvarez y no seré yo quien empiece pero creo que ayer, el de Marchena, no sabe reaccionar a tiempo cuando el equipo pedía un cambio de rumbo radical.

La posesión era del Sporting. El Sevilla estaba noqueado y se pasó así toda la segunda mitad y los cambios fueron: Perotti en el 70', Negredo en el 80' y Cigarini en el 82'.

Por los tiempos de las sustituciones, cualquiera diría que íbamos ganando 0-2.

Los cambios llegaron tarde y -ojo, es mi opinión- en un orden equivocado.

No creo que la solución al segundo tiempo del equipo sea sacar a Perotti en el 70' y dársela al argentino para que éste corra hacia la portería contraria una y otra vez. Ni tampoco creo que sea sustituir una pieza por otra en la delantera como hizo con Negredo en el 80'. Y menos, sacar al único hombre que es capaz de dar un pase en condiciones y al que le veo una movilidad superior al del resto de hombres de mediocampo en el 82'.

Escuchaba ayer a colaboradores de la radio del Sevilla FC decir -antes de que las cosas se torcieran- que Cigarini no está físicamente al nivel óptimo y que debemos esperar para ver su verdadero nivel.

Y yo, con todo el respeto del mundo, digo que no estoy de acuerdo. Creo que es superior a lo que tenemos y, digo yo, que para eso que lo hemos fichado.

Porque Renato está lentísimo y pierde potencial en la zona creativa, por mucho que él diga que esa es su posición y no la de mediapunta.

Porque Romaric necesita más minutos para coger no solo físico sino la manija del equipo.

Y veo en Cigarini otra cosa. Ya lo comenté en el partido del Barça. Tiene mucha movilidad, se ofrece al compañero constantemente, se coloca a la perfección y, sobre todo, da el último pase con precisión y casi siempre al primer toque.

En fin, que me da mucho miedo como se ha puesto la cosa. Que he visto equipos peores que el de ayer ganar en nuestra bombonera. Y lo peor de todo es que creo que este equipo no es tan malo como podamos pensar y que nos va a costar la misma vida meterles un gol, como ya se demostró ayer.

Creo que hay que jugar la vuelta de la Supercopa este sábado con los ojos puestos al 90% en la vuelta del próximo martes.

Partido vital.

Así que llenaremos el Sánchez-Pizjuán, rugiremos como sólo nosotros sabemos hacerlo y espantaremos fantasmas turcos y rusos para pasar la eliminatoria.

¡Vamos mi Sevilla, vamos campeón!