lunes, 12 de julio de 2010

¡SEÑORES DEL MUNDO!



Nunca lo hemos conocido.

Durante toda la vida hemos visto como cada cuatro años siempre lo hacían otros.

Muchos sinsabores. Todos.

Pero nos tocó a nosotros.

Somos campeones del mundo de fútbol.

Ahora me da la impresión de que lo que esta selección épica de jugadores ha hecho es inmenso. Pero creo que el tiempo nos dará la dimensión real de lo que se ha conseguido.

Por fin.

Nos lo habíamos merecido desde el primer partido de este mundial. Ese encuentro contra Suiza nos zarandeó y, estoy seguro, que nos impulsó hasta el feliz final de ayer.

Magnífico fútbol de nuestra selección que ha ido mejorando en proporción directa a la entidad del equipo que teníamos enfrente.

Hasta ayer.

No fue el más brillante. Costó mucho. Pero se ganó. Eso es lo que queda para la historia.

Holanda (y su seleccionador) planteó un partido lamentable. Renunciaron a ese fútbol de toque y verticalidad (salvo las dos ocasiones de Robben) que practicaron durante todo el mundial para dedicarse a repartir estopa a todo lo que se moviera.

¡Qué pena que una selección que inventó el fútbol que hoy hacen los nuestros haya renunciado a eso y se hayan dedicado a lo que se han dedicado!

Y lo peor es que el árbitro lo permitió. Y como lo permitió pasaron cosas increibles. De Jong no fue expulsado por la terrorífica patada a Xabi Alonso. Van Bommel terminó el partido. Robben y Sneijder aguantaron con una amarilla mientras no dejaban de "protestar" durante los 120 minutos...

Lamentable el arbitraje de Webb.

Y la FIFA mira para otro lado.

Pero el dios futbolístico fue justo en esta ocasión y premió al futbol que lleva maravillando al mundo desde hace cuatro años.

Como digo Reina ayer, ahora estamos entre los grandes.



Y que siga la fiesta.

Cosas con la que me quedo. Muchas para el recuerdo.

Jesús Navas, nuestro duende de Los Palacios, salió para jugar 30 minutos (y otros 30 de la prórroga) y fue clave para el triunfo. Tuvo una ocasión que le hubiera dado la gloria si ese disparo, desviado por Gio, llega a encontrar portería. Pero, sobre todo, le dio aire nuevo a una selección que empezaba a mirar con malos ojos el partido.

¡Gracias, Jesús y enhorabuena, campeón!

Cesc fue fundamental. Lástima que este jugador esté desempeñando un papel tan secundario (y lo está pasando mal) pero cada vez que sale aporta un peligro y una verticalidad entre líneas que no tiene nadie.

Detallazo (otra vez) de Sergio Ramos y Jesús Navas llevando una camiseta con el recuerdo de nuestro eterno 16. Al igual que D. Andrés Iniesta hizo con Dani Jarque.

Grandeza.

Magnífica celebración en nuestra ciudad de todos los sevillanos al fin unidos por unos colores.

¿Y dónde se celebró? ¿Dónde va a ser? Donde se celebran los títulos en esta ciudad.



Y por último, y como detalle simpático, me quedo con el espontáneo beso de Iker a Sara Carbonero.



¡Cuánto daño puede hacer la prensa de este país (y la que no es de aquí) a unos simples chavales como ellos!

En fin, a disfrutar de estos días de gloria nacional y, pronto, a pensar en la próxima temporada del Gran Equipo de Andalucía de todos los tiempos.