domingo, 11 de julio de 2010

Una sensación jamás vivida



Soy aficionado al fútbol.

Soy sevillista.

Y soy español.

Con todo lo que ello supone, para lo bueno y para lo malo.

Tengo 30 años y me he pasado toda una vida (al igual que todos los de mi generación) viendo fracaso tras fracaso de mi equipo y de mi selección.

Mientras que mi equipo empezó a tocar el cielo en aquella mágica temporada 2005-06 (y aún dura) no vivía lo mismo con mi equipo nacional.

Y todo cambió en la Eurocopa de 2008 (quizá ese equipazo se fue fraguando un par de años antes) saliendo campeones del continente.

Bueno, pues dos años más tarde, nos plantamos en algo que ni yo, ni mis padres, ni mis abuelos, ni nadie en este país hemos vivido nunca.

El día de la final de un mundial de fútbol.

Es cierto que nuestro país domina en muchísimas disciplinas deportivas (motos, coches, tenis, baloncesto, fútbol-sala, balonmano, waterpolo, hockey,...) plantándonos en finales un día sí y otro también.

Pero esto es distinto.

Un día de nervios, emoción, ansiedad, dudas, alegría.

Nuestro equipo es mejor que el holandés pero hay que demostrarlo.

También lo éramos contra Suiza.

Y en un partido puede pasar de todo.

Puf, que haya suerte.

Y sobre todo, disfrutemos de este momento.

¡Vamos España!