Terminado el mundial, con sus correspondientes celebraciones, vuelve poco a poco la normalidad. Y con ella, el regreso de cada internacional a sus casas y a sus pueblos o ciudades.
Y llegó nuestro duende.
Un Jesús Navas al que le faltó tiempo para pasar por el club de sus amores y hacer entrega de una camiseta de la selección española para que quede guardada en el museo como recuerdo de algo histórico...
Un campéon del mundo español, andaluz, sevillano y sevillista.
Algunos recuerdan (otros menos) como se proclamó Daniel Bertoni campeón del mundo con Argentina en el mundial del '78 mientras militaba en nuestro club. Pero era precisamente con su país y no con España como se proclamaba vencedor.
Pero Jesús Navas tiene el mérito de haberlo sido con nuestra selección. Con la de todos.
Y además es uno de los buque-insignia de nuestro equipo.
Le ha costado un mundo dar el paso de decir sí a la selección. Pero cuando lo ha dado lo ha hecho de verdad para conseguir un hito histórico que sabe Dios si se repetirá alguna otra vez.
A pesar de la prensa capitalina, a pesar de la prensa local sevillana, a pesar del banquillazo de Del Bosque, a pesar de las largas concentraciones, a pesar de la lejanía con tu entorno,...
Has triunfado en muchos aspectos, Jesús.
Tus huevos, Navas, tus huevos.
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