Un conato de incendio es lo que salvó ayer el Sevilla FC con su victoria por 2 goles a 1 frente al Málaga CF. Y afortunadamente, para los sevillistas, se echó agua sobre ese fuego que empezaba a tomar cuerpo en torno a la figura del entrenador.
Se comentaba en distintos sitios de la red sevillista que Álvarez seguiría en el cargo pasara lo que pasara mientras que en otros se decía que Álvarez ya tenía sustituto "apalabrado", que no firmado.
Yo no me pararé ni un momento en ese debate porque, para empezar, no dispongo de una sola información al respecto.
Me detendré en analizar el partido de ayer como continuación del partido del jueves ante el PSG.
Salió el Sevilla con un dibujo que empieza a definir lo que vamos a ver de este equipo en los partidos como visitante. Un once inicial con un centro del campo bien poblado con Zokora y Guarente y Cigarini como enganche con Negredo. Y unas bandas con Perotti y Alfaro pero con un juego un poco más interior que en otras ocasiones.
Individualmente, me gustó Palop. Esa vieja guardia tiene mucho que decir y nuestro "veterano" portero le da, hoy por hoy, mil vueltas a 17 porteros de la primera división de nuestra liga. Se pongan como se pongan los listos de siempre.
Dabo me parece que, sin brillar, es un magnífico lateral, le pongan donde le pongan.
Fernando Navarro empieza a ser un digno suplente aunque me sigue poniendo nervioso que no sepa sacar ni un saque de banda.
Sqd mantiene su elegancia y su exquisitez que le da equilibrio a una pareja de centrales cuando éste se asocia con Martín Cáceres.
Y ahí quería yo llegar. Hablar de un central que nada más llegar ya le han colgado, desde algunos portales deportivos, el cartelito de "alocado" y que me parece que es lo que llevábamos necesitando desde que nuestro Gran Capitán colgó las botas. Un tío con dos cojones, con valentía, protestón, guerrillero, el que se echa la responsabilidad a la espalda, el que saca el cuchillo y marca la raya del "o pasas tú o pasa el balón" y que, encima, tiene gol (lo llevaba mascando desde el primer partido que jugó). Chapeau por la dirección deportiva.
La media, regular. Guarente no me gustó nada. Sin físico, sin pase (salvo el del gol) y, lo que es peor para un jugador de este corte, sin posición.
Zokora, más de lo mismo. Despliegue físico a raudales y vergüenza torera para hacerse con su parcela y la de su compañero italiano.
Cigarini tiene que demostrar mucho más de lo que ha hecho pero la posición de ayer le perjudicó en demasía. Es pronto todavía pero creo que atesora mucha calidad.
Alfaro me gustó mucho. Más implicado que en otras ocasiones y gol importantísimo en el momento justo para creer en la remontada.
Perotti, sobresaliente. A pesar de pecar -ya lo he dicho en varias ocasiones- de individualismo, tiene una calidad impresionante. Un desborde y una forma de esconder la pelota que valen quilates. Y encima, como buen argentino, no se achanta jamás, apesar de su juventud. A Gámez le amargó la noche.
Y Negredo. Además de la genialidad que se fabricó y que mereció el premio del gol, lo estoy viendo en este inicio de temporada con muchísima actitud (aptitud creo que le sobra y estoy convencido que lo va a demostrar) y, mientras el físico se lo permite, desfondándose en cada balón. Además de la debilidad que tengo con este jugador, deberíamos tener más paciencia y cariño con Negredo en el Sánchez-Pizjuán. Así le será más fácil demostrar todo lo que tiene dentro, que es mucho.
Por último, Antonio Álvarez. Golpe de timón el que ha dado hoy el marchenero. Ya le pasó con el Levante. Veníamos del fiasco estrepitoso de la eliminación del Braga y partidazo del Sevilla FC en tierras levantinas. Ahora vuelve a pasar lo mismo.
Yo no quiero que el entrenador de mi equipo me dé tres de arena por una de cal. Sigo pensando -y eso que lo que más deseo es que triunfe porque será el triunfo de mi equipo- lo mismo que llevo pensando un tiempo. No lo veo capacitado para sacar esto adelante. Y no me considero menos sevilista por decir lo que estoy diciendo.
No sé que pasará en partidos venideros. Ahora me acuerdo de aquel partido ante el Español que condenaba a los infiernos a Juande Ramos y que supuso un punto de inflexión en aquella temporada y en toda nuestra historia.
No sé si pasará lo mismo pero dos veces me parecen muchas.
Lo que sí sé es que desde el consejo de administración no se deben andar con medias tintas. O se está a muerte con el actual entrenador, convencido de que va a sacar esto adelante, o se toman medidas ¡ya! para enderezar el rumbo de éxitos que llevamos viviendo hace unos años si no se tiene fe ciega en Antonio Álvarez.
A mi no me toca decidir. Sólo puedo opinar. Y eso es precisamente lo que hago.
Aún así deseo y espero que sigan los triunfos de mi equipo, esté quien esté en el banquillo.
In saecula saeculorum.